20.10.11

La bella vita

No creo en la felicidad como un estado permanente, ningún humano es capaz de serlo. Me parece ridícula la idea de que pueda existir semejante cosa, al menos entre los humanos que yo conozco. Nos encanta sufrir -o por lo menos eso parece- por lo que el concepto mismo de ser feliz no es más que un idealismo. Nadie ES feliz, aunque quiera.
 Me cae mal la gente que dice ser feliz. Claramente la mayoría de ellos no lo es pero actúa y lo expresa con una naturalidad casi forzada, intentando convencerme de que ellos SÍ pueden ser plenos y radiantes cada minuto de su vida, como si decirlo los posicionara más cerca de las puertas del cielo... lo que los convierte en los seres más infelices del mundo, al menos en mi mundo lo son. 
 Y sin embargo todos desean serlo cada vez que por el cielo aparece alguna estrella fugitiva. Tanto esfuerzo le ponen los hombres a conseguir ese objetivo que lo único que les interesa antes de que el tiempo se detenga es SER FELIZ ¿No se dan cuenta que eso mismo es lo que convierte a la vida en una sucesión de decepciones? Por más que plantes un bosque, por más que escribas mil libros, por más que tengas 10 hijos, por más que tu colección archive todas las recetas existentes sobre cómo conseguir la felicidad en 3 simples pasos... Nada funcionará. Nunca podrías sentirte del todo contento porque las cosas así no funcionan y se encargan de demostrártelo a cada segundo. Y a menos que seas un conformista -cualidad que ya de antemano te convierte en un infeliz- siempre va a haber algo más, siempre va a surgir otra cosa que se interponga en tu camino. Ser feliz es un invento de Walt Disney, sólo funciona en las películas de dibujitos y es momento de que te des cuenta de eso.
 Hay que dejar de idealizar, dejar de perseguir utopías y contar hasta 3 cada día antes de levantarte de la cama. Llenarse la boca con sermones de pastor evangélico no sirve de nada, porque a pesar de que te creas completamente autorizado para replicarme que VOS sos la excepción, bien profundo en alguna parte de tu cabeza sos consciente de que tampoco es para tanto. 
 Distinto es sentirse feliz, distinto es reirse a caracajadas o bailar descontroladamente al ritmo de tu canción favorita. Esos instantes efímeros pero tan intensos son en los que uno siente ser inmortal e invencible. Esa ilusión de tener la capacidad de transportarse a alguna lejana nebulosa cuando besas a alguien con ganas tambien se torna en felicidad. Y como estos podría citar miles de ejemplos mucho más banales que producen el mismo efecto. La felicidad no es sustantivo sino  un adjetivo, es un momento de la existencia y no un estado, de esta confusión es de lo que estoy hablando. Nadie nace ni siquiera muere siendo feliz, es feliz o infeliz siempre en relación a algo más, algo que generalmente se encuentra fuera de nuestro alcance.
 La felicidad es tan escurridiza y vana como todas las cosas realmente buenas y cuando se presenta no hay otra alternativa que aprovecharla hasta el último segundo.
 Me siento feliz y esta sensación viene siendo recurrente. En 15 días voy a dejar parte de mi alma con los Strokes tocando en vivo, tengo la esperanza de conseguir novio antes de fin de año y aprobé todos los parciales. Hoy siento que la vida es más que la nada. HOY me siento bien.

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